«Las cosas van bien, pero el riesgo está aumentando». Así es como David Lipton, primer subdirector general del FMI, caracterizó el estado económico mundial en una entrevista.
Su observación encapsulaba el estado de ánimo en las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Washington, en las que el mayor repunte desde 2011 fomentaba el optimismo, pese a que un creciente temor al proteccionismo dominó las conversaciones.
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Si bien el FMI mantuvo sus pronósticos para el crecimiento mundial este año y el próximo en el 3,9 % que estimó en enero, también puso de relieve puntos de preocupación. Se señaló la deuda récord como una amenaza para la estabilidad financiera, y los responsables advirtieron que el crecimiento se desvanecerá a medida que los bancos centrales ajusten la política monetaria, el estímulo fiscal de Estados Unidos disminuya y la desaceleración de China continúe.
Esto es lo que se habló en Washington:
Foco en el comercio
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, dijo que está considerando un viaje a China y que su postura es de un «optimismo cauteloso» respecto a un acuerdo que evite aranceles que frenen el crecimiento. Los delegados que asistieron a las reuniones dijeron que una guerra comercial total sigue siendo una de sus mayores preocupaciones.
Un comunicado del principal comité asesor del FMI, publicado el sábado, exhibió un mayor pesimismo frente a la última reunión semestral del grupo en octubre. La directora general del FMI, Christine Lagarde, advirtió que la confianza empresarial sufrirá un impacto.
Bancos centrales
Los bancos centrales alertaron que les preocuparían más las consecuencias económicas de una guerra comercial que el impacto de un impulso de los aranceles a la inflación. El presidente del Banco Central de Colombia dijo que una guerra comercial sería «catastrófica», su homólogo paraguayo opinó que sería perjudicial para todos, mientras que el responsable de Japón calificó el proteccionismo de «muy indeseable».
Riesgos financieros
Si bien el comercio acaparó el protagonismo, el FMI también puso de relieve los riesgos financieros. El fondo dijo que los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado en los últimos seis meses, un cambio que podría hacer que haya baches en el camino en los próximos meses.
En particular, al FMI le preocupa que los mercados puedan estar subestimando la amenaza de una crisis inflacionaria en Estados Unidos, donde la administración de Trump está aumentando el estímulo fiscal con la economía en pleno empleo o cerca de él. Un aumento de la inflación podría obligar a la Reserva Federal a elevar las tasas de interés más rápido de lo previsto, un movimiento que podría causar turbulencias en los mercados emergentes. El fondo advirtió que la deuda pública y privada mundial ha alcanzado un récord de US$164 billones. Un aumento en las tasas de interés pondría a prueba la capacidad de los prestatarios para refinanciar toda esa deuda.
Reprimenda de Mnuchin
En una reprimenda inusual, Mnuchin instó al FMI a abordar los desequilibrios económicos mundiales y dijo que éstos son aproximadamente un tercio mayores a lo que eran en los años 80 y 90, y que no hay indicios de una reducción.
Los países con «superávits externos persistentes» deben hacer lo que les corresponde para reequilibrar el comercio, mientras que el FMI debería ser más explícito, dijo.
«El FMI debe tomar la iniciativa sobre este tema, ofrecer una voz más sólida y verificar constantemente cuando los miembros mantienen políticas macroeconómicas, cambiarias y comerciales que facilitan una ventaja competitiva desleal o conducen a un crecimiento desequilibrado», dijo.
Sector tecnológico
Las reuniones del FMI también abordaron el dominio del mercado de gigantes digitales como Amazon, Facebook y Google. Ha sido un año de gran escrutinio para las empresas de tecnología. Facebook ha estado en el punto de mira por permitir el acceso de datos de millones de usuarios por una empresa vinculada a la campaña electoral de Donald Trump de 2016. Por su parte, Trump ha atacado a Amazon por no pagar lo suficiente en impuestos y en tasas al servicio postal de Estados Unidos.
Lagarde dijo que «demasiada concentración, demasiado poder de mercado en manos de muy pocos no es útil». Pero no llegó a pedir que los gigantes tecnológicos se disolvieran bajo leyes antimonopolio.