La brutal agresión contra una mujer en Kennedy, cuyo atacante recibió detención domiciliaria, pone en evidencia la dificultad para hacer justicia.
Las imágenes en las que un sujeto intenta asesinar a una mujer en el parque Cayetano Cañizares de Kennedy, en hechos ocurridos el 17 de septiembre, reactivan la preocupación sobre los casos de violencia contra las mujeres que, además, están en riesgo de quedar impunes. (LEA: “El feminicida de mi mamá sigue libre”)
En ese episodio, la mujer recibió una brutal golpiza que se prolongó por más de dos minutos, en la que su agresor se valió de puntapiés, ataques con arma blanca y golpes con una piedra para intentar acabar con su vida. La víctima fue trasladada casi media hora después a la unidad de cuidados intensivos del hospital de Kennedy, a donde llegó con un trauma severo de cráneo, heridas con arma cortopunzante y politraumatismos.
Entre tanto, a pesar de la contundencia del video que grabaron las cámaras de seguridad y que el agresor fue capturado momentos después, inexplicablemente hoy goza de detención domiciliaria. Luego de acoger los argumentos de su defensa, que aseguró que su cliente no tenía antecedentes penales, un juez de control de garantías decidió otorgarle ese beneficio.
“Al señor le dieron detención domiciliaria, porque los cargos fueron solamente por lesiones personales. Pero acá estamos hablando de un caso de tentativa de homicidio agravado o de feminicidio, pero aún no sabemos qué tipo de relación tenía el agresor con la mujer”, indicó la secretaria de la Mujer, Cristina Vélez.
Sin embargo, las autoridades se enfrentaron a otro problema: en su momento no lograron establecer la identidad de la víctima. Ella no contaba con documentos que permitieran contactar a sus familiares. Además, llegó con heridas en su rostro que podrían impedir su pleno reconocimiento. “Esperamos que nos digan su identidad y a partir de ese momento podremos representarla en el proceso”, agregó la secretaria de la Mujer.
Impunidad, común denominador
A este caso se suma el de Aura González Malagón, quien el pasado 31 de julio fue asesinada, según los testigos, por su excompañero sentimental. La hija de la víctima, Leidy Johana Gómez, también fue atacada con arma blanca por el agresor y sobrevivió luego de recibir atención prioritaria. Pese a que ella y otro testigo identificaron plenamente al feminicida, a la fecha las autoridades no lo han capturado. Incluso, Leidy Johana ha recibido amenazas en su contra por denunciar públicamente el caso y asegura que solo recuperará parte de su tranquilidad cuando el agresor esté tras las rejas, debido a que él reside en su mismo barrio, Patio Bonito (Kennedy).
Estos últimos episodios evidencian un común denominador: la impunidad que reina en la violencia contra las mujeres. En la histórica sentencia contra Rafael Uribe Noguera, de 51 años y 10 meses de prisión, la jueza 35 de conocimiento citó las cifras del Observatorio Nacional de Violencias del Ministerio de Salud para advertir sobre un panorama que se repite en Colombia: de 122 casos de feminicidios, menos del 10 % tuvo una sentencia en contra de los implicados.
Frente a este panorama, las autoridades aseguran que han enfilado baterías para combatir la impunidad. A corte de agosto de este año, la Fiscalía indicó que ha solicitado 148 imputaciones por los delitos de violencia sexual, feminicidio y violencia intrafamiliar.
Por otro lado, datos estadísticas de la Policía indican que ha habido una reducción del 56 % en las denuncias por lesiones personales en contra de las mujeres en la ciudad. Según esa información, se tiene que las vías públicas (con 3.464 casos), las viviendas (con 562) y los colegios (104) son los lugares en donde se registran agresiones y las víctimas más comunes son las mujeres entre 14 y 30 años. Mientras los objetos contundentes (con 3.423 denuncias) son los más usados por los agresores, en segundo lugar se ubican las agresiones sin el empleo de armas. Finalmente, se tiene que el 47 % de las lesiones ocurren los fines de semana, entre viernes y domingo.
Más allá de las medidas punitivas, la Organización Mundial de la Salud insiste en que se requiere reforzar la prevención para evitar que este tipo de violencia se produzca y se reproduzca. Lograrlo, indica, requiere de una intervención multisectorial y concretar cambios duraderos que busquen proteger a las mujeres, combatir la discriminación, fomenten la igualdad de género y adoptar normas culturales más pacíficas.
Fuente: EE.