El jugador cartagenero ha realizado buenas campañas con La Equidad. En la actualidad entrena fuerte, pensando en regresar bien para seguir mostrando su talento. Tiene muchos sueños por cumplir.
l ha luchado desde niño para ser feliz en el fútbol, la actividad que más le apasiona en la vida.
Amaury Torralvo Polo, cartagenero de 26 años, es uno de los referentes de La Equidad, uno de los equipos profesionales de Bogotá que se prepara para retornar a actividades a partir del mes de septiembre.
Se desempeña como lateral y extremo. Es un jugador muy técnico, con gran claridad para pasar al ataque. Conoce perfectamente la posición.
Amaury dialogó con El Universal sobre lo que ha sido su vida en el fútbol, sus inicios y los mejores y peores momentos.
¿Cómo se inicia en el fútbol aficionado en Cartagena?
– Empecé jugando en Los Delfines, pero a los 11 años pasé a Ciclones-Comfenalco, en donde me encontré con el profe Henry Calderón, mi gran mentor en el fútbol. Gracias a sus enseñanzas llegué a La Equidad a los 16 años. Jugué dos años en la Sub-20 en el Torneo Olaya Herrera y de ahí pasé a la profesional, en donde acumulo siete años.
¿Fue fácil llegar a la Capital a abrirse paso en el mundo del fútbol?
– Cuando llegué a Bogotá me levantaba todos los días a las 3:30 de la mañana, salía a las 4, el entreno era a las 8, pero me tocaba cruzar toda Bogotá y aún así era el primero que llegaba al entreno a las 8 de la mañana. Eran casi tres horas de viaje en el Transmilenio. Nada en la vida es fácil, todo requiere de un esfuerzo máximo para lograr ser feliz.
¿El fútbol lo ha hecho feliz?
– Sí. Agradezco mucho al profe Calderón y a Luis Solano, el empresario que me trajo a Bogotá. Ellos fueron clave para llegar a Equidad. Ya llevo 100 partidos en la Liga, 20 en la Copa y 5 en la Suramericana
¿Sus padres siempre lo apoyaron?
– Mi papá se llamaba Amaury Torralvo (q.e.p.d.) y mi mamá Ana Carmela Polo. Mi papá manejaba un taxi y se las arreglaba para mandar a mi mamá conmigo a todos los entrenos y partidos cuando yo era niño. Ellos siempre me apoyaron.
¿Qué clase de jugador se considera?
– Soy un futbolista muy técnico, un lateral con mucha salida que toma buenas decisiones en el juego.
Un momento que no pueda borrar y que haya significado mucho para usted en el fútbol…
-Mi primer gol como profesional. Se lo hice a Millonarios, se me salieron las lágrimas, fue muy bonito todo.
¿Y el más triste?
– Alguna vez pensé en no jugar más. Cuando mi papá falleció no quería saber nada de la vida, duré un mes sin jugar, no quería regresar, pero hubo gente al lado mío que me hizo recapacitar, volví a la sub-20 de La Equidad y un tiempo después pude debutar en la profesional.
Alguna lesión de gravedad…
– Sí. El 5 de marzo de 2017 fue muy triste para mí. Me rompí el menisco, se me desprendió el cartílago. Eso fue duro y doloroso.
¿Su gran sueño?
-Mi sueño en el fútbol es consolidarme en la profesional, pero el más grande de todos es jugar en Europa.
¿Su ídolo?
-Jordi Alba, lateral del Barcelona.
¿Qué representa la Equidad en su vida?
– aquí me di a conocer, una institución que me acogió y me abrió las puertas.
¿Su mejor temporada?
– En 2017, me quería Junior y Nacional, pero me lesioné.
¿Qué técnicos lo han dirigido?
– Néstor Otero, Santiago Escobar, Faver López, Arturo Boyacá y Alexis García.
¿Cómo van ahora los entrenos de cara al regreso a las canchas tras la pandemia?
-Estoy entrenando duro, siempre le apuesto a mejorar mi técnico, eso para mí es clave. Siento que he perfeccionado la definición y velocidad. Hemos regresado con mucho cuidado, hay que jugar en una sola zona, ojalá y sea así.
En Cartagena vive en el barrio San Isidro, es el menor de 7 hermanos y tiene tres hijos: Diego Alejandro, Taylor Joao y Johan Amaury. Ellos son su mayor impulso, el motor que necesita para seguir dándolo todo.
Por ahora su presente es La Equidad. “Dios ha querido que me quede aquí, he sido feliz, vamos a ver qué pasa y hasta cuándo sigo aquí, mientras tanto lo seguiré disfrutando al máximo”, remata.
Fuente : El Universal